
Todo comienza en el
Valparaíso del 1900, cuando este estaba en su auge económico, ya que aún no se construía el canal de Panamá, lo que hacía que la joya del pacífico fuera paso obligado para toda embarcación y que grandes empresarios europeos e inmigrantes quisieran venir al puerto para quedarse. Entre estos inmigrantes había un actor francés. Se llamaba
Emile Dubois, y venía de hacer su última obra. En esta obra, el personaje de
Dubois, debía matar a su antagonista en la escena final. La cosa es que
Dubois encontraba que era un mal actor y además un poco egocéntrico, entonces el día del estreno de la obra, se encontraba
Dubois a punto de llegar a la escena donde lo mataba, saco su espada y observó que ninguno de sus compañeros de obra lo estaba mirando, ya que estaban muy concentrados. Entonces,
Dubois le entierra la espada de verdad al actor y este muere en escena, sentado en un banco que era parte de la escenografía. Y el público sin darse cuenta de que un asesinato había ocurrido estaba asombrado por lo real de la escena. Cuando la obra finalizó todos los actores fueron a hacer la venia para saludar, menos el muerto, que se quedó tirado en el asiento. Y la gente sin darse cuenta de que este había muerto aplaudía y comentaba lo creativo que era que todos saludaban, menos el muerto. Incluso sus compañeros de escena que pensaron que era una genial ocurrencia de
Dubois. Sin que se dieran cuenta del asesinato
Dubois escapo para preparar su próxima gran obra, cuyo escenario era el propio
Valparaíso y sus protagonistas eran empresarios ricos, que viajaron al puerto para expandir sus riquezas. A estos
Dubois los tenía en una lista ya que en su país natal (Francia) habían explotado a gente para generar sus fortunas.

Así decidió matarlos de diversas maneras: a algunos con cuchillo, otros a
pistolazos incluso a uno le puso la cabeza en la ventana y la cerraba y la abría. Luego de matarlos les robaba dinero y las pertenencias de más alto valor y parte del dinero lo enviaba a Francia, a los familiares de la gente que estos explotaron. Como una especie de
Robin Hood porteño. La cosa es que fue descubierto, ya que empeñó un reloj de uno de los empresarios y la policía lo reconoció. Fue encerrado en una celda especial, encadenado. Y en el terremoto de 1906, que fue el más grande de la historia de
Valparaíso, su celda se vino abajo, y este quedo en libertad, pero teniendo la oportunidad de escapar, prefirió quedarse ahí y ayudar a los presos que estaban debajo de los escombros.
Dubois fue felicitado por las autoridades del momento, pero no bastó, ya que las acusaciones en su contra eran demasiadas. Así que fue condenado a muerte y en el momento que lo iban a fusilar,
Dubois, con los ojos vendados les dijo a sus ejecutores: “Para
ustedes soy un criminal, pero

para el pueblo siempre seré un santo. El pueblo no me olvidará. Así que disparen directo al corazón.” Y así fue:
Dubois ahora tiene su propio santuario en el cementerio de playa ancha y la gente le va a pedir favores,
dejándole a cambio prendas intimas, velas encendidas, entre otras cosas, tal cual como si fuera un santo. El santo del pueblo. El santo de los ladrones y las prostitutas. Y cuando
Emile Dubois les cumple las peticiones, la gente le agradece, diciendo o escribiéndole:
"Gracias, Emile Dubois por favor concedido."
Si quieren conocer mas detalladamente la vida de Dubois lean "La vida privada de Emile Dubois" de Patricio Manns.
1 comentario:
Buena historia pato diaz me la contaste igualita, a pesar del estado
saludos
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